lunes, 11 de mayo de 2009

Buenas Noches. Alumnos Seccion 03

Buenas Noches a los alumnos de la seccion 03

Bienvenidos al blogger, donde haremos de la herramienta tecnológica un oportunidad para compartir conocimientos en la asignatura Cátedra Bolivariana.
La cual tiene como objetivo general:"Dotar de los conocimientos fundamentales a los estudiantes , sobre el ideario bolivariano, a los fines de consustanciarlos con la constitución de la República Bolivariana de Venezuela y los valores sagrados de la nacionalidad".
En el marco del espacio universitario donde se encuentra la universalidad del pensamiento, se fomenta el análisis y el debates critico y objetivo de la historia.
Bienvenidos y muchos éxito en el desarrollo de sus estudios.
Profesor Luis Martinez

6 comentarios:

  1. Buenos dias Profesor es la Bachiller Doimerlyng D'Santiago seccion Ø3 Noicturno Gracias por por desearnos exitos en nuestra carrera.

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  2. BUENAS NOCHES PROFESOR ES EL BACHILLER EDUARDO ZAVALA SECCION Ø3 ING. NOCTURNO.ESPERAMOS QUE EN ESTE NUEVO CICLO QUE COMIENZA PODAMOS APRENDER E INVLOCRANOS MAS EN EL IDEARIO DE BOLIVAR EN EL CONTEXTO HISTORICO DE CADA UNO DE ESTOS ACONTECIMIENTOS. SALUDOS

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  3. Buenas tardes profesor Luis martines con el fin de dar con lo acordado en clases somos los alumnos del tercer semestre de la sección _ 3 de ingeniería que a continuación se mencionan somos el segundo grupo a exponer y le enviamos el material a blog y también al correo de la sección para que los compañeros se pongan al DIA
    Aguilera Ronald. CI V- 14991337
    Ríos Ricardo. CI V- 16341405
    Hernández Jaime CI V-15047987
    Lazo Luis CI V- 10106040
    León Rafael CI V-16861424
    Harold kiezler CI V-20558403
    Contexto histórico de quienes eran los Bolívar.

    La familia Bolívar provenía de una población llamada La Puebla de Bolívar en Vizcaya (País Vasco, España), ubicada entonces en la merindad de Marquina, y ya desde los inicios de la colonia sus miembros realizaron acciones destacadas en Venezuela.
    En Vizcaya, en el siglo XIII, la familia Bolívar comienza una lucha que ha de tener su desenlace final, siglos después, en tierras americanas. Establecidos entonces los Bolívar en la región donde confluyen los caminos que comunican el mar con el interior de la provincia, abastecían su molino con las cosechas de centeno que les llevaban los labradores de una extensa vecindad; y en sus casas, toscamente amuralladas, defendían con celo su independencia, amenazada por las pretensiones de autoridad de la realeza castellana, ansiosa de arrancar alas provincias de las rencillas y preocupaciones locales para comprometerlas en la gloriosa epopeya de forjar la España imperial.

    En los azares de este conflicto, las fuerzas castellanas finalmente redujeron ala impotencia a los feudatarios rebeldes de Vizcaya, y en 1470 la tosca torre señorial de los Bolívar fue desmantelada definitivamente. Imposibilitada para rebelarse y perseguir el poder en las contiendas partidistas, la vida de la familia transcurre tranquila por largo tiempo, hasta que, un día uno de sus miembros se resuelve a buscar, en tierras americanas, la libertad perdida en la Península. La eterna rebelión de esta raza, reacia a someterse alas trabas délos gobiernos paternalistas, la impulsa a depositar todas sus esperanzas en las lejanas soleda¬des de América, a trasladar alas colonias de España, con ese espíritu emprendedor e independiente de los vizcaínos, las semillas del conflicto que en la Metr6poli se habían solucionado transitoriamente en favor del Estado castellano.

    El primer Bolíbar llegó a Venezuela cambió la B por V. Llevaba aquel Bolívar el mismo nombre de pila del futuro libertador Simón y era señor de Remetería.

    El año de 1.557 este primer Simón de Bolívar llega a Venezuela trae con el relevante virtudes y talentos y se convierte en Procurador y comisionado.

    Se dedicó a las labores agrícolas y de gobierno.

    Desde que se establece en Venezuela, el apellido Bolívar aparece vinculado a las más importantes obras de progreso social de la Costa Firme. Fundación de ciudades, fortificación del puerto de La Guaira, privilegio de un escudo de armas para la ciudad de Caracas, construcción de caminos y colonizaciones, tales son las huellas que en su nueva patria deja la actividad emprendedora de los Bolívar. Sin embargo, a través de la historia de esta familia nunca desapare¬cen del todo sus diferencias con el Estado paternalista español, que en América como en España se opone a que ella gobierne a su antojo tierras, esclavos e indios, sin contar con sus preceptos y su intervención.

    La tensión de estas relaciones alcanza su punto crítico en el ano de 1737, cuando don Juan Bolívar, dueño ya de una considerable fortuna y de notoria influencia social en Caracas, se empeña en adquirir para su familia con un titulo de nobleza los privilegios que España reservaba a la aristocracia penin¬sular.


    La obtención de un escudo de armas no era entonces cosa imposible para quien disponía del dinero suficiente, pues dominada la Metrópoli por el mercantilismo de los Borbones, muchos privilegios nobiliarios estaban en venta para atender alas crecientes necesidades del agotado erario español. Por eso, cuando por conducto de su apoderado en Madrid supo don Juan Bolívar que el rey Felipe V había donado al convento de Los frailes de San Benito -a la manera de auxilio y con autorización para beneficiarlo en las colonias de Ultramar- el titulo de marques de San Luís, sin vacilaciones le ordeno adquirirlo por la suma exigida, es decir, por veintidós mil doblones de oro, que fueron entregados a los beneficiarios con todas las formalidades del caso.
    Pero cuando las autoridades españolas, para oficializar el titulo, exigieron a los Bolívar la presentación de los papeles que acreditaban su pureza de sangre y su tradición de hidalguía, surgió un inconveniente destinado a echar por tierra las aspiraciones de don Juan: la dificultad que resultó invencible de estable¬cer plenamente la pureza de sangre de una de las doncellas situada en posici6n clave en el árbol genea1ógico de la familia. Alguna de esas posibles y frecuentes mezclas raciales que los españoles consideraban incompatibles con su or¬gullo étnico y sus privilegios nobiliarios se interpuso entre los Bolívar, quienes con el gesto de don Juan realizaban un decisivo esfuerzo para no separarse de la tierra de sus antepasados, y el Gobierno metropolitano que, en guarda de cente¬narios privilegios de casta, iba a precipitar a esta familia, con su rechazo, a confundirse con la salvaje tierra de América y emerger del ardiente crisol del trópico, donde todas las razas y todas las ideas estaban en tremenda ebullición, convertida en la gran fuerza revolucionaria que destruiría definitivamente el predominio del Estado español en Am6rica.

    En el siglo XVIII, la familia Bolívar habitaba en Caracas, incipiente población situada en el norte del continente, en un valle de clima suave, atravesado por cuatro pequeños rios y enclavado a mil metros de altura sobre el nivel del mar. La ciudad tenia entonces entre cuarenta y cuarenta y cinco mil habitantes, contando los blancos, negros, indios y «pardos», separados entre si por un rígido concepto de casta, que había venido integrándose gradualmente durante la Colonia. Como todas las poblaciones de fundación española, estaba formada por calles largas, no muy anchas, y rectilíneas, cortadas por otras perpendiculares; la mayoría de las casas eran bajas, por el temor de la población a los frecuentes temblores; las de los arrabales, de tierra, sostenidas por armaduras de madera, y las de los barrios centrales, de gruesos muros de tapia pisada o mampostería y construidas en medio de solares adornados con palmeras, naranjos o tamarindos.

    Por esos tiempos, el principal de los miembros de la familia Bolívar, don Juan Vicente, habitaba en su mansión señorial de la plaza de San Jacinto. Su vida, iniciada como la de tantos ricas herederos, sin otras preocupaciones que los transitorios problemas propios del manejo de su fortuna, le permitió saborear tempranamente -tanto en Caracas como en Madrid los encantos de una existencia fácil, los cuales aflojaron su voluntad y borraron de su espíritu todo anhelo distinto de aspirar sin usura y si se quiere desordenadamente los placeres que su posición ponía con demasiada frecuencia a sua1cance. Los anos transcurrieron para é1 en esa placidez donde naufragaba toda necesidad de cambio y las energías de la personalidad se embotan en el enervante goce de los sentidos. Solo a los cuarenta y seis anos, cuando los primeros síntomas de la senectud le dejaron advertir los inconvenientes de la soledad, comenzó a pensar seriamente en casarse. Y si se tiene en cuenta la diferencia de edad que le separaba de doña Concepción Palacios y Blanco, su futura esposa, quien contaba entonces quince anos, no puede descartarse la posibilidad de una de esas alianzas, tan frecuentes en aquellas épocas, en las cuales la influencia de las familias tenia tanta o mas importancia que la voluntad de los contrayentes. No sería, pues, exacto considerar a don Juan Vicente como la mejor representación del genio ambicioso y rebelde de su casta. En la historia de esta familia, él se nos presenta como un remanso en la imperiosa corriente de la estirpe, como el descanso de una raza que se prepara a producir un ejemplar humano excepcional.

    Un hombre llamado Simón Bolívar.

    Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Ponte Palacios y Blanco nacido en Caracas el 24 de julio de 1.783, este General y estadista venezolano, caudillo de la emancipación americana, fruto del amor entre el coronel Juan Vicente de Bolívar y Ponte, y María de la Concepción Palacios y Blanco vivió los primeros años de su vida con sus padres bajo el cuidado especial de una esclava de la familia llamada negra Hipólita ( llamada de cariño la Negra Matea).y de doña Inés Manceba de Miyares Primero. Fue el menor de sus hermanos precedido por Juan Vicente, Juana y Maria Antonieta Cronológicamente.
    Bautizo
    En la Catedral con los nombres de Simón José Antonio de la Santísima Trinidad (nombre que le fue dado a petición de su padrino Juan Jerez Aristiguieta).Pero la historia lo llama Simón Bolívar, el Libertador.
    Los Bolívar-Palacios, familias arraigadas desde hacía varias generaciones al suelo americano, pertenecían a la encumbrada y poderosa clase social de los "mantuanos", que dentro de la Provincia tenían la primacía en todo, excepto el pleno poder político. Simón vino al mundo "en cuna de oro" y, además, al poco tiempo un pariente suyo y su padrino el padre Juan Félix Jerez Aristiguieta y Bolívar instituyó en su favor un rico patrimonio, llamado "Vínculo de la Concepción".
    En el año de 1.790 muere el padre de Simón, para ese entonces, él era un jovenzuelo de 7 años, quedando solo con su madre, vestida de seda negra, pálida, bonita y siempre un poco enferma. En ese año es cuando Simón conquistó su primer caballo y los que le rodeaban se maravillaron viendo como se tenía en la silla.
    En su niñez
    Desde el momento de su nacimiento, el niño fue entregado, como lo se durante su infancia, al cuidado de manos extrañas: doña Inés Manceba Miyares primero, y finalmente la esclava negra Hipólita, fiel abnegada servidora de la familia. Todo indica que el pequeño Simón no tuvo entonces los cuidados especiales que inspira el afecto maternal. La negra Hipólita fue encargada de seguirlo en sus primeros movimientos y de enseñarle las primeras palabras.
    La razón que justifica el alejamiento de doña Concepción de su hijo presentación de los primeros síntomas de la grave enfermedad del pecho q años después la llevada a la tumba no podía, sin embargo, ser entendida quien habría de sufrir sus consecuencias: el pequeño Simón. Durante su infancia este alejamiento le pareció siempre inexplicable, y un intimo y dolor reproche se c1avo en su alma, arraigándose en ella tan profundamente que siquiera los años lograron borrarlo, como no borran las primeras impresión tan cercanas de la vida inconsciente. A lo largo de su existencia será marcado el contraste entre el silencio que guardó Simón Bolívar sobre su madre y su solicitud y ternura al referirse alas mujeres que le acompañaron en años infantiles y actuaron como sus verdaderas madres la negra Hipólita Inés Manceba de Miyares.

    La falta de los cuidados naturales de la madre fue compensada con creces por los mimos excesivos y amorosos de la esclava. No hubo capricho ni solicitud que ella no estuviera pronta a satisfacer, ni antojo en que no le diera gusto. Y esta circunstancia no careci6 de importancia para la formaci6n del alma del futuro' Libertador. Desde entonces se crey6 con derecho a mandar y a ser obedecido; entendió 1a satisfacción de todos sus deseos como un hecho natural no sujeto a controversias. El torrente impetuoso de las energías de una raza fuerte encontró en las facilidades y mimos de su infancia canales abiertos, en los cuales sus fuerzas vitales aprendieron a vivir vertiéndose hacia afuera, saboreando desde temprano los encant08 del mundo exterior. Su personalidad se desarrolló robustecida por un profundo sentimiento de optimismo, que seria decisivo en las singulares luchas de su vida excepcional. Las crónicas alusivas a sus años infantiles abundan en anécdotas sobre los caprichos y singularidades del menor de los Bolívar; en ellas aparece como el niño voluntarioso y difícil de soportar, en la espera de que quienes le rodean se sometan a sus deseos so pena de despertar las intemperancias de su carácter.
    El fallecimiento de don Juan Vicente, ocurrido en 1786, dejó en manos, de doña Concepción no solo la responsabilidad de educar a sus hijos, sino la pesada tarea de administrar la fortuna familiar. Su salud, que en los últimos tiempos se había resentido notoriamente, empeoró con el nacimiento de su última hija, muerta al nacer. Posiblemente el peligro del contagio y el deseo de disciplinar el carácter voluntarioso de Simoncito la condujeron entonces a entregarlo a la custodia de don Miguel José Sanz, curador. Ad-litem del niño.
    La señora Bolívar, con sus hijos María Antonia, Juana, Juan Vicente, y Simón, con otros parientes y amistades, iba de paseo a sus haciendas, especialmente a la de San Mateo, en los valles de Aragua. La serena belleza del paisaje tropical despertaría entonces en Simón el amor a la naturaleza que nunca dejó de sentir y que expresó más tarde, ya adulto, en sus decretos conservacionistas.
    De pronto el destino dos años después, por vez primera, deshizo una prenda de felicidad en las manos de un niño aquel 6 de julio de 1.972 tenía apenas nueve años cuando perdió a su madre María de la Concepción Palacios y Blanco quien acaba de cumplir los 30 años, ya que a los quince se había casado con un hombre de 30 años mayor que ella de este modo dejaba María a sus cuatro hijos huérfanos.
    El abuelo materno, don Feliciano, fue tutor de Simón, quien contaba 9 años. Aquel mismo muchacho que sintió en su alma el frío y el vacío de la orfandad aunque no el abandono ni las privaciones- fue el mismo que treinta años después dictaría un decreto para proteger a la infancia desvalida: "... un gran parte de los males de que adolece la sociedad, proviene del abandono en que se crían muchos individuos por haber perdido en su infancia el apoyo de sus padres", escribía en Chuquisaca en 1.825.





    Su Educación
    El niño Simón que había aprendido a leer, escribir y contar con varios preceptores, asistió a la Escuela Pública, regentada por el educador venezolano Simón Rodríguez, hombre de originales y progresistas ideas pedagógicas y sociales, quien ejercería luego una profunda influencia sobre Bolívar. Entre tanto, murió el abuelo, y la tutoría recayó en Carlos Palacios, tío de Simón, con quien éste no se entendía muy bien. Don Carlos, soltero, pasaba mucho tiempo en sus haciendas, y Simón salía a pasear, a pie y a caballo, por Caracas y sus alrededores, en compañía de muchachos que no eran "de su clase".
    Al cumplir 12 años, el niño, en ausencia del tutor, se fugó de su casa y fue a buscar calor de hogar en la de su hermana María Antonia y su esposo. Esto suscitó un pleito, que terminó cuando Bolívar, a pesar de su resistencia, fue conducido, en calidad de interno, a la casa de su maestro Simón Rodríguez.
    La recia personalidad de aquel muchacho, que más tarde habría de convertirse en el Libertador y ser conocido por su firmeza y constancia, se puso ya de manifiesto en aquel momento. Cuando quisieron llevarle a la fuerza a otra casa, él se resistió, diciendo que de sus bienes podrían disponer, pero no de su persona, pues en ésta sólo mandaba él. Otra vez exclamó que si los esclavos tenían derecho a cambiar de amo por lo menos a él debía permitírsele vivir en la casa que mejor le acomodase. Sin embargo, tuvo que ceder.
    En estas circunstancias, Rodríguez logró ganarse la confianza y se convirtió desde entonces en "El Maestro" de Bolívar. Entre ellos, durante esos pocos meses de 1795, se anudaron estrechos lazos de simpatía, que no cesarían sino con la muerte.
    La siembra afectiva en el espíritu del joven pupilo la hizo en caracas Rodríguez, con comprensión, sensibilidad y firmeza. Le impartiría también conocimientos; pero más que éstos, lo importante fue cómo le abrió los ojos, la mente y el corazón a las perspectivas de una vida consagrada a un ideal. Por esto le escribía Bolívar a su antiguo maestro en 1824: "Usted formó mi corazón para la libertad, para la justicia, para lo grande, para lo hermoso..."



    Su Primer Viaje a Europa
    Bolívar tenía 15 años cuando, con mucho dinero y muchas cartas de recomendación, abandonó por primera vez su país, para transformarse en hombre de mundo más allá de los mares
    En 1799 viajó por primera vez a España, visitando de paso Veracruz y Ciudad de México y haciendo una corta escala en la Habana. En Madrid, bajo la dirección de sus tíos Esteban y Pedro Palacios y del sabio Marqués de Ustáriz, su mentor intelectual, Simón perfeccionó sus conocimientos literarios y científicos (el francés, la historia, las matemáticas, etc.) y su educación de hombre de mundo con la esgrima y el baile. La frecuentación de tertulias y salones en la corte pulió su espíritu, enriqueció su idioma y le dio mayor madurez

    Su Noviazgo.
    Bolívar conoció a Maria Teresa Rodríguez y Alaiza, hija de don Bernardo Rodríguez del Toro, rico criollo caraqueño como el, en una tarde que, cansado de vagar por Madrid, resolvió entrar en casa de Ustáriz para escuchar las conversaciones de sus invitados.
    Maria Teresa, huérfana de madre, fue cuidadosamente apartada del mundo por los continuos cuidados y escrúpulos de su padre. Las grandes, lujosas pero oscuras, habitaciones reemplazaron para ella el sol y el aire, las lecturas piadosas y la música fueron sus únicos ejercicios y diversiones, y el trato con los respetables amigos de don Bernardo, todas sus amistades sociales. Su figura distinguida, pero de una palidez enfermiza. Inspiraba una honda ternura, y sus ojos negros, profundos y tristes, hablaban de esa alma soñadora que; en su vida silenciosa y sin emociones, tejía con los hilos delicados de sus anhelos y de sus ignorancias sueños interminables de ilusión. Como todos los seres que han dejado transcurrir su existencia lejos de la vida, tenia de ella un concepto maravilloso e ideal. EI mundo, el amor, las fiestas, le parecían un paraíso donde todo era noble, puro y feliz. Su alma estaba preparada para entregarse totalmente a quien, con el prestigio de ese mundo desconocido y fantástico, le hablara a sus ensueños, en los que bullían idealizados los anhelos de su naturaleza femenina largamente silenciada.
    Y así llegó Bolívar hasta ella. Sus aventuras en la corte y su fama de mundano y galante ya se habían comentado, aunque muy discretamente, tanto en la casa del marques de Ustáriz como en la de don Bernardo. EI joven no le era del todo desconocido y tal vez allá en la intimidad de sus pensamientos Ie había admirado y se había anticipado a imaginar el encanto de tenerlo a su lado. Bolívar no encontró, por tanto, ninguna dificultad en su trato con Maria Teresa. Acomodados en uno de los rincones del gran salón de recibo, mientras el marques y sus invitados discutían sobre política los unos y jugaban al ajedrez los otros, se fueron entregando al encanto de las confidencias, al tiempo que Ia tardee iba oscureciéndose y la habitación quedaba iluminada únicamente por las Clamas de la gran chimenea central y algunos candelabros colocados en las mesas de juego. Aquella tarde fue definitiva en la vida de Bolívar. Cuandosali6 de la casa de Ustáriz, las grandes indecisiones que combatían en su alma y el vació espiritual que les servia de fondo habían sido superados por eI encanto de una ilusión.
    Las crónicas que hablan de su idilio con Maria Teresa coinciden el; resaltar la premura con la cual Bolívar la solicitó en matrimonio, y los obstáculos que por esta razón opuso don Bernardo al enlace. Verdaderamente asombrado quedó el anciano cuando, a los pocos Diaz de conocerse los jóvenes, supo que el caraqueño se empeñaba en casarse inmediatamente. Aunque este matrimonio por su aspecto social le parecía muy ventajoso, no dejó de preocuparle tanto la rapidez con que deseaba Bolívar se efectuara, como la misma juventud del pretendiente. Posiblemente por esta razón, poco tiempo después de iniciado el idilio, don Bernardo arregló viaje con su hija para Bilbao, con la intención de huir de los desagradables calores del verano, según manifestó a Bolívar, pero también para someter a la prueba de la ausencia la precipitada decisi6n del Joven.

    Su matrimonio

    Logrado el consentimiento de don Bernardo, Bolívar, en su calidad de oficial de Su Majestad, solicito la licencia necesaria para contraer nupcias, que le fue concedida el 15 de mayo de 1802. Luego obtuvo pasajes en el San Ildefonso, listo para zarpar en dirección a América, y el 26 de mayo, en la parroquia de San Sebastián, Bolívar y Maria Teresa recibieron la bendición nupcial que les unía para toda la vida. Después de la ceremonia los desposados partieron para el puerto de La Coruña, donde esperaba el San Ildefonso, en el cual Bolívar había hecho arreglar con primor un amplio camarote que Maria Teresa encontró llenote flores.
    La inmensidad del mar sirve de fondo a este idilio, cuyas mareas de pasión van ahogando en el alma de Bolívar; toda ambición distinta a la de aspirar sus intensas dichas. Por las tardes se les ve paseando por el puente, envueltos en la amplia capa del galán, cuyo brazo estrecha tiernamente el delicado cuerpo de Maria Teresa. ¡Que felices se consideran en aquellos días, en cuyo lento transcurrir sus naturalezas se consumen en apasionados ardores! Lo que entonces sienten no lo olvidaran jamás, y para Bolívar el recuerdo de su mujer se arraigara tan profundamente en su alma, que llegara a convertirse con el tiempo en la representación del amor ideal, en el santuario sentimental de su vida al cual ofrendó lo mejor de sus ilusiones.
    Regreso a Venezuela
    Simón Bolívar y María Teresa del Toro Los jóvenes esposos viajaron a Venezuela, donde llegaron en julio. Cuando llegan a Caracas, Bolívar y Maria Teresa hacen toda suerte de planes para el futuro y pocos días después se encaminan a la hacienda de San Mateo, donde habrán de vivir su corte sueño de felicidad.
    Allí, solo la sombra de la débil salud de Maria Teresa interrumpe la compenetración de estos dos seres, quienes, después de acortar con su amor la distancia entre sus ilusiones y la realización de las mismas, ven rápidamente desaparecer de sus vidas todo anhelo susceptible de romper el en canto de su intimidad. EI arreglo de la vieja casona de San Mateo, que Maria Teresa realizo con primor, y la dirección de los trabajos en las plantaciones de la hacienda, a la cual ella quiso asociarse desde los primeros días, llegaron a formal parte muy intima de su cariño, a ser casi una prolongación de él.

    Fallecimiento de su esposa

    No habían transcurrido ocho meses desde que Bolívar y Maria Teresa contrajeron matrimonio cuando la salud de la joven comenzó a resentirse gravemente. Los síntomas iniciales de su quebrantamiento orgánico, fiebre y una gran debilidad afirmaron a los médicos, quienes después de dictámenes contradictorios terminaron por declararse impotentes ante la dolencia que a ojos vistas consumía el débil organismo de la desposada. La vida de la enferma empezó a extinguirse rápidamente, a la manera de esas llamas que devoran los últimos combustibles que las alimentan. Fiebres perniciosas, dijeron los médicos al calificar la enfermedad de Maria Teresa; falta de energías en este organismo débil y sensitivo para resistir las inclemencias del trópico americano y los ardores de su gran amor, podía agregarse.
    EI 22 de enero de 1803, Maria Teresa llegó al termino de sus días, y cuentan las crónicas que el dolor de Bolívar tuvo manifestaciones cuyo dramatismo lindaba con lo anormal. Así las interpretaron sus deudos, por que ellos ignoraban los sueños que habrían de desaparecer para siempre en el alma de Bolívar con la muerte de Maria Teresa. Mas tarde le diría a Perú de Lacroix: «Miren ustedes lo que son las cosas; si no hubiera enviudado quizás mi vida hubiera sido otra cosa; no seria el general Bolívar, ni el Libertador, aunque convengo que mi genio no era para ser alcalde de San Mateo (...). La muerte de mi mujer me puso muy temprano sobre el camino de la política; me hizo seguir después el carro de Marte en lugar del arado de Ceres».

    En su Segundo viaje a Europa
    Esta vez sin compañía; lo agitaban los sentimientos de desilusión y esperanza. Viaja a Francia. Allí Bolívar llevó una intensa vida social, y disfrutó los placeres que brindaba la gran ciudad. Tuvo amores con una dama francesa que se decía su prima, Fanny Du Villars, cuyo salón frecuentaba, y al cual acudían políticos, militares, diplomáticos, científicos, negociantes y hermosas mujeres. Pero también leyó mucho, asistió a conferencias, y observó con sagaz mirada los acontecimientos políticos y militares que estaban cambiando al mundo.
    Encuentro con Alejandro Humbolt
    Durante su estadía en Francia el libertador, en el salón de Fanny, encontró al barón de Humboldt, quien acababa de regresar de América y cuya conversación versaba, con preferencia, sobre las experiencias personales y científicas de su viaje, que mas tarde vertió en forma magistral en su libro Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente. Deseoso Bolívar de oír noticias de su lejana patria, se unió al grupo que rodeaba al barón, en el cuales encontraba un ilustre compañero del mismo, el sabio naturalista Bonpland, La conversación rodó, como era por demás frecuente en esa época, alrededor del llamado triste destino de América, tierra de promisión que, según decían todos, agonizaba en el oscurantismo de la España sombría, reaccionaria y medieval. Bolívar, exaltándose entonces, casi instintivamente ex¬clamó: «Brillante destino el del Nuevo Mundo si sus pueblos se vieran libres del yugo y que empresa tan sublime (...)>>. A lo cual el barón respondió un poco desdeñosamente «... que aunque en América las circunstancias eran favorables para tal empresa, allí faltaban hombres capaces de realizarla». «Las revoluciones producen sus hombres», dijo Bonpland, tratando de dulcificar lo que la sentencia de Humboldt tenia de ofensivo para Bolívar por ser americano.

    Es evidente que el barón de Humboldt no simpatizo con Bolívar. Desde que le conoció en casa de Fanny sintió por el una hostilidad cuyas causas nunca llega a explicarse. Esto, por otra parte, no le aconteció sólo a el. En la vida de Simón Bolívar es notoria la aversión que despertaba su persona entre los inte¬lectuales; don Andrés Bello y Humboldt son dos casos salientes, por la categoría de las personas, de un fenómeno bastante frecuente en la accidentada existencia del caraqueño. Tal vez su temperamento expansivo, su nerviosidad, la audacia y pasión de sus ideas, y su frecuente exceso de verbosidad en la conversación, llevaron a quienes hacían gala de ecuanimidad a formarse un concepto poco favorable de el. El mismo Humboldt, en 1853, le dejó conocer con sinceridad a O'Leary, en una carta, cuan profundas fueron sus dudas so¬bre las capacidades de Simón Bolívar: Jamás -le decía en ella- le creí llama¬do a ser el jefe de la cruzada americana. Lo que mas me asombró fue la brillante carrera de Bolívar a poco de habemos separado (...)>>.
    Napoleón y La Revolución Francesa
    Era la época, en 1804, en que Napoleón se convertía en emperador. Napoleón Bonaparte fue un emperador de Francia y gran militar que nació el 15 de agosto de 1769 y murió el 5 de mayo de 1821. Este hecho impresionó mucho a Bolívar, quien admiraba el genio militar de Bonaparte, pero criticaba su ascenso al trono imperial.
    “La corona que se puso Napoleón sobre la cabeza la mire como miserable y de modo gótico. Lo que me pareció grande fue la aclamación universal y el interés que despertaba su persona.”
    La revolución marca el fin del Antiguo Régimen y el surgimiento de una nueva organización socio-política, qué se fue afirmando paulatinamente.
    Es tiempo de grandes novedades en el escenario de las ideas y la política. Napoleón Bonaparte emprende un conjunto de guerras, las cuales cambian el mapa político e histórico de la época. Igualmente, las ideas de la Revolución Francesa cobran especial vigencia, y es en ese lugar y momento histórico en que el joven Simón Bolívar busca su rumbo.
    Una consecuencia directa de la Revolución fue la abolición de la monarquía absoluta en Francia. Asimismo, este proceso puso fin a los privilegios de la aristocracia y el clero. La servidumbre, los derechos feudales y los diezmos fueron eliminados; las propiedades se disgregaron y se introdujo el principio de distribución equitativa en el pago de impuestos.
    Los ideales revolucionarios pasaron a integrar la plataforma de las reformas liberales de Francia y Europa en el siglo XIX, así como sirvieron de motor ideológico a las naciones latinoamericanas independizadas en ese mismo siglo, y continúan siendo hoy las claves de la democracia. No obstante, los historiadores revisionistas atribuyen a la Revolución unos resultados menos encomiables, tales como la aparición del Estado centralizado (en ocasiones totalitario) y los conflictos violentos que desencadenó.




    Encuentro con Simón Rodríguez y juramento en el Monte Sacro
    Luego del encuentro con Humboldt, la ambición de gloria de Simón Bolívar se hizo mayor aun y este sentimiento comienza a empujarlo cada día mas hacia la búsqueda de grandes ideales de superación humana. Este proceso se acelera cuando la imagen de napoleón proyecta de nuevo sobre el su impresionante sombra. Bolívar estaba en Paris el día de la coronación con Bonaparte, y este acto, que se llevó a cabo en la catedral de notre dame, le lanzó de lleno en la corriente de la vida histórica.

    El magno ideal que comenzaba a tentar a Bolivar ante el ejemplo de Napoleon solo podia traerle mayores incertidumbres. ¿Que clase de ernpresa tendria que realizar para alcanzar tanta gloria? ¿Cómo lograría un simple criollo arnericano abrirse paso en la historia como Bonaparte? En la forma de estas graves interrogantes entraban en su vida consciente, y revelaban su verdadera natura¬leza, las fuerzas combativas de su recio temperamento, obligadas hasta el mo¬mento a expresarse en las tormentas de su sensibilidad. Entonces, se acordó de América: “Esto -refirió mas tarde- me hizo pensar en la esclavitud de América y en Ia gloria que conquistaría el que la libertase”.
    Luego de esto el futuro libertador se entera que Simón Rodríguez estaba en Viena.
    Por eso, al saber que don Simón Rodríguez se encontraba en Viena, resolvió dejar la vida fastuosa de Paris para correr al lado de su antiguo maestro.
    Pero no en vano han pasado los años sobre la inquieta mente de Rodríguez. Al llegar Bolívar a Viena no encuentra al hombre solamente preocupado, como en otros tiempos, de formar un Emilio a la manera de Rousseau; la ciencia, la libertad de los pueblos de las cadenas de la ignorancia son las inquietudes que en la actualidad absorben su atención.

    Bolívar no halla en el la solicitud que esperaba para sus problemas espirituales; cuando le habla de ellos, Rodríguez se limita a aconsejarle que luche contra la neuraste¬nia, se divierta y piense en cosas mas serias. Sus nuevas actividades consumen todo su interes, y los problemas de Bolívar solo pueden parecerle necios capri¬chos de una juventud ociosa. La manera categórica como manifiesta tales opiniones ofende a Bolivar, quien únicamente por su antiguo afecto se las perdona; pero de este momento en adelante se siente solo en Viena, su hastío de la vida se torna en intensa incertidumbre y en sus nervios ocurre un peligroso desequilibrio, propiciado por la prolongada vida de abusos que ha llevado en Paris.

    Con su profundo conocimiento del corazón humano, Rodríguez se dio cuen¬ta de que a su antiguo pupilo Le estaba matando la inactividad, el ocio, y para curarle le invito a participar en un viaje que tenía proyectado efectuar por Italia. Hastiado el joven de su actual genero de vida, manifestó a Rodríguez que le acompañaría, y el 6 de julio de 1895 emprendieron la marcha. EI aire puro y el sano ejercicio, no tardaron, efectivamente, en producir benéficos resultados en la salud y el animo de Bolívar; sus fuerzas se fueron reparando y sus nervios se tranquilizaron. La belleza de 1a campiña y la interesante conversación de Rodríguez sobre las nuevas ideas que informaban el pensamiento occidental, suscitaron poderosas inquietudes en su inteligencia y apartaron su atención de las dolorosas resonancias de su exalta¬da sensibilidad.

    Llegaron a París donde se demoraron muy poco ya que Bolívar tenía prisa por llegar a Milán para presenciar la coronación de Napoleón Bonaparte como rey de los romanos



    Después de transitoria permanencia en Milán y luego de haber presenciado la coronación de Napoleón, Bolívar y su antiguo maestro visitan Venecia, Verona, Bolonia, Florencia, y finalmente se encaminan a Roma. En el curso de este viaje, sus conversaciones con Rodríguez y muy especialmente el conocimiento de tantos sitios históricos han impregnado la personali¬dad de Bolívar de esa extraña grandeza que parece habitar en los restos de los grandes pueblos y de los grandes hombres de otros tiempos. Y el deseo de, hacer lo que ellos hicieron, de entrar en la historia gloriosamente, se acrecienta cuando en Roma visita con Rodríguez los lugares celebres de la gran urbe mundial. Entonces las huellas de tanta grandeza humana crean una nueva armonía en este espíritu largamente torturado por la incertidumbre. Cuando, para contemplarla ciudad, los dos ascienden una tarde al Monte Sacro, ante el magnifico espectáculo que de allí se divisa, las emociones acumuladas durante los últimos tiempos en el alma de Bolívar estallan, y su vaga ambición de gloria encaminada hacia el medio que el conocía, hacia América, en la majestuosa soledad de aquella cima afluyen impetuosas a sus labios, en la forma de histórico juramento. Cuenta Simón Rodríguez: Húmedos los ojos, palpitante el pecho, enrojecido el rostro, con una animación casi febril dijo: “Juro que no daré descanso a mi brazo ni reposo a mi alma hasta que no haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español”






    Conclusión.

    Bolívar inició su camino por la política después de la muerte de su esposa, esto ocurrió el 10 de Mayo de 1828, lo que despertó su interés por la política fue el amor que tenía por su patria Venezuela, especialmente Caracas. De una vez comenzó a participar en la sociedades de caracas y hasta juró que no descansaría hasta ver a Venezuela con igualdad de clases sociales, solidaridad, la abolición de los privilegios y la Independencia de Venezuela, luego de comenzar su viaje por la política le vinieron ideas a la mente como la libertad, la igualdad, el derecho a la educación, abolir la monarquía y establecer una república. Dichos ideales estaban haciéndose presentes en el mundo y tuvo su inicio (y su más grande lucha) con la Revolución Francesa.

    En este trabajo he descubierto una faceta mas de Bolívar , como hijo, fue un niño muy fuerte ya que tuvo que soportar la muerte de su padre y madre y quedar huérfano a muy corta edad , como esposo, fue el mejor ya que quiso a su esposa y después de su muerte juro nunca mas volverse a casar, y lo cumplió, Bolívar fue muy fuerte físico como emocionalmente se refiere ya que durante toda su vida soporto la muerte de sus seres queridos y aun así saco fuerzas para seguir adelante y ganar las batallas de independencia

    Basándonos en lo anterior y en global, en todo el trabajo realizado y en la diversa bibliografía consultada, de la que hemos tratado de sacar los aspectos más generales e importantes sobre el tema que nos corresponde, podemos concluir que la labor que hizo en su empeño por independizar las colonias americanas de España y a la vez su intento de unificarlas bajo un solo nombre y un solo gobierno nos parece trascendental para el que ha sido el “futuro” de su querida patria.

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  4. BUENAS NOCHOES PROFESOR SOMOS EL GRUPO NRO. 03, ESTE ES NUESTYRO TRABAJO EL CUAL VAMOS A EXPONER EL DIA MIERCOLES. LO PUBLICO POR AQUI YA QUE TODAVIA NO ESTA ABIERTO EL ESPACIO PARA NUESTRO GRUPO.
    ALUMNOS:
    CASTRO M.LUIS EMILIO. C.I.: 16.726.275
    MERVIN GARCIA C.I.: 10.384.148
    EDGAR LONGA C.I.: 12.165.934
    MARIANA ESTRADA C.I.:16.106.064
    ZAVALA F. EDUARDO C.I.: 14.313.958

    INTRODUCCIÓN

    El presente trabajo se trata sobre los movimientos realizados por bolívar en su tercer viaje a Europa en el no es de placer sino de negocios ya que va de diplomático a la gran bretaña enviado por las primeras embajadas de Venezuela y otros hechos importantes en la historia de Venezuela durante el mismo.
    También se hablara de la primera república el cual en la historiografía venezolana se conoce como el período transcurrido entre el 19 de abril de 1810 y el 30 de julio de 1812.
    Además hablaremos de la recuperación de Venezuela y las campañas que se realizaron luego de la perdida de la primera república.













    - El tercer viaje
    El tercer viaje a Europa, va de diplomático a la Gran Bretaña, como interprete de una de las primeras embajadas venezolanas. Bolívar tiene ocasión de gusta calmadamente la vida Inglesa, siente una admiración extraordinaria por el pueblo ingles y también estabilidad respeto, dignidad, sensatez, sentido práctico, le produce la más alta y viva impresión. Mucho de lo que falta en América y que él se empeña en fundar: estabilidad, respeto, dignidad, sensatez, sentido práctico; quiere para América este grupo sencillo de virtudes británicas: realización efectiva de la libertad y democracia en un clima sin violencias; tradición amorosamente cultivada como elemento vertebrador de la personalidad colectiva a través de las épocas. Esta justa valoración de la calidad social británica es la razón que lleva a Bolívar a recomendar cuantas veces puede una alianza de América con el estilo de vida de Inglaterra comienzo de 1.799 viajó a España. En Madrid, bajo la dirección de sus tíos Esteban y Pedro Palacios y la rectaría moral e intelectual del sabio Marqués de Ustariz se entrega a los estudios. Bolívar encontró muy agradables amistades en Paris, se tropezó con otros jóvenes criollos americanos como los ecuatorianos. Con los Montujar y Vicente Rocafuerte y volvió a reunirse con su querido Maestro Simón Rodríguez.

    - Misión a Londres
    El nuevo sistema de gobierno empezó a crear nuevas perspectivas en todos los sentidos. Las noticias de lo sucedido en Caracas llegaron hasta el Almirante Alexander Cochrane, comandante de las Fuerzas Navales Británicas del Caribe, que procedió a despachar noticias de lo sucedido a Londres y poner a disposición de la Junta de Caracas la corbeta Wellington para que llevara hasta Londres una delegación si así lo querían.
    Así, Bolívar fue enviado a Inglaterra con el grado de Coronel junto con Andrés Bello y Luis López Méndez en una misión diplomática con instrucciones de solicitar apoyo británico a la Junta en nombre del rey Fernando VII de España aprovechando la circunstancia de que España y Gran Bretaña eran ahora naciones aliadas que habían dejado de lado sus históricas diferencias ante el peligro común que representaba Napoleón.
    La misión diplomática llegó a Londres en un momento político delicado ya que entonces Gran Bretaña estaba dando una costosa ayuda militar a España y la negativa venezolana de aceptar la autoridad del Consejo de Regencia español resultaba inconveniente en esos momentos.
    Sin embargo, Lord Wellesley, con inglesa perfidia, consideró conveniente recibir a la delegación en su casa particular, Apsley House, por temor a que sus miembros recurrieran a Napoleón en busca de apoyo y así aprovechar la ocasión para averiguar las pretensiones venezolanas.
    La postura británica fue muy clara desde el principio dando a entender a la delegación que en esos momentos el apoyo político a Venezuela era imposible y en un intento de presionar a España para que les dejase comerciar libremente con sus colonias, los británicos trataron de desviar las negociaciones hacia acuerdos comerciales más acordes con sus intereses.
    A pesar de que no se cumplieron todos los objetivos de la delegación, se lograron algunos compromisos importantes gracias a la presencia de Francisco de Miranda en Londres, Así Bolívar logró la secreta connivencia inglesa (disfrazada como siempre de neutralidad), la apertura del comercio, y la posibilidad de que Inglaterra ejerciera presiones sobre España para favorecer los intereses venezolanos.





    - Entrevista con miranda
    El 19 de Abril de 1.810 Bolívar fue enviado a Inglaterra como agente diplomático junto con Luis López Méndez y su antiguo maestro Andrés Bello. En Londres se encontraron los comisionados con el General Francisco de Miranda, a quien su actuación en la Revolución Francesa, sus viajes por toda Europa, sus trabajos por América y su larga permanencia en Londres rodeaban de prestigio. Bolívar empezó a mantener contactos que fomentaron una participación discreta de este mediante sus contactos personales en las negociaciones.

    - Regreso a Venezuela
    Después de convenir con los ingleses la permanencia de un representante en Londres, Bolívar embarcó en la corbeta Shaphire y llegó a La Guaira el 5 de diciembre de 1810.
    Una vez en Venezuela empezó a hacer gestiones para promover el regreso de Miranda, que como resultado de estas gestiones, llegó a Venezuela en el bergantín inglés Avon el 10 de diciembre de 1810 ante una fría recepción oficial por parte de la Junta Suprema, que poco después lo nombró Teniente General.






    - 5 de Julio de 1811: Declaración de la independencia absoluta de Venezuela
    Lo que comenzó el 19 de abril de 1810 como un movimiento autonomista por parte del Cabildo de Caracas, pero que guardaba fidelidad al rey Fernando VII; en 1811 no sólo superó el ámbito de la Provincia de Caracas al sumarse otras provincias, sino que implicó la ruptura definitiva con el nexo colonial español. Con esta finalidad se instaló en Caracas el 2 de marzo de 1811, el primer Congreso de Venezuela, con la representación de las Provincias de Caracas, Cumaná, Barinas, Margarita, Mérida, Barcelona y Trujillo. Estas siete provincias que formaban la "Confederación Americana de Venezuela en el Continente Meridional", quedaron simbolizadas en las siete estrellas de la bandera nacional venezolana. Es importante destacar que las provincias de Coro, Maracaibo y Guayana, quedaron excluidas del Congreso por estar dominadas por los españoles.
    La instalación del Congreso se llevó a cabo el 2 de marzo de 1811 en la casa del Conde San Javier (hoy esquina de El Conde) en Caracas, con asistencia de la Junta Suprema. Acto seguido se eligió un Presidente provisional del Congreso y pasaron, precedidos por los miembros de la Junta a la catedral de Caracas, donde el arzobispo Narciso Coll y Pratt ofició la misa y después del evangelio los diputados prestaron juramento, bajo estos términos: "¿Juráis a Dios por los Santos Evangelios que vais a tocar, y prometéis a la Patria conservar y defender sus derechos y los del Señor Don Fernando VII, sin la menor relación o influjo con la Francia; independientes de toda forma de gobierno de la península de España; y sin otra representación que la que reside en el Congreso General de Venezuela; oponeros a toda dominación que pretendiera ejercer soberanía en estos países, o impedir su absoluta y legítima independencia cuando la Confederación de sus Provincias la juzgue conveniente...?". Dicho juramento expresa tres aspectos que son importantes destacar. El primero, es el rechazo por parte de la iglesia a la influencia de la Revolución Francesa en el proceso independentista venezolano (y en toda Hispanoamérica) dado su marcado carácter anticlerical. Segundo, la mención a la forma federativa (Confederación) de la Constitución Política, lo cual formará parte del intenso debate centralismo-federalismo que se llevará a cabo durante el Congreso, y que dominará todo el siglo XIX. Tercero, la declaración de la Independencia absoluta de Venezuela, la cual además había que proteger no sólo de España sino de las demás potencias europeas.
    A medida que se fueron desarrollando las sesiones del Congreso, la idea de la Independencia fue ganando adeptos en el seno del mismo. Muchos diputados la apoyaron con apasionados alegatos, otros con argumentos históricos. Entre los diputados que se oponían a la ruptura definitiva con la corona española, se encontraba el sacerdote de La Grita, Manuel Vicente Maya, quien pronto se vio abrumado por los discursos de Fernando Peñalver, Juan Germán Roscio, Francisco de Miranda, Francisco Javier Yánez y muchos más, favorables a la idea de la Independencia absoluta. Mientras tanto, los ánimos de los jóvenes radicales se caldeaban en las reuniones de la Sociedad Patriótica, hasta llegar el momento en que Simón Bolívar lanzó—ante las dudas sobre la Independencia—su famosa pregunta: "¿Trescientos años de calma, no bastan?".
    En la mañana del 5 de julio continúo el debate en el Congreso, y a comienzos de la tarde se procede a la votación; hecho el recuento de los votos, el presidente del Congreso Juan Antonio Rodríguez Domínguez, anunció solemnemente a las tres de la tarde, que quedaba proclamada la Independencia absoluta de Venezuela. De acuerdo con los testimonios de la época, luego de la proclamación se vivieron momentos de intensa emoción. Una manifestación espontánea, a la cabeza de la cual figuraba Francisco de Miranda, acompañado por miembros de la Sociedad Patriótica y del pueblo, recorrió las calles de la ciudad, ondeando banderas y gritando consignas acerca de la libertad. En la misma tarde del 5 de julio el Congreso celebró otra sesión, en la que se acordó redactar un documento, cuya elaboración fue encomendada al diputado Juan Germán Roscio y al secretario del Congreso, Francisco Isnardi. En este documento debían aparecer los motivos y causas que produjeron la Declaración de la Independencia, para que sometido a la revisión del Congreso, sirviese de Acta y pasara al Poder Ejecutivo.

    - Primera República de Venezuela
    Con el nombre de Primera República se conoce en la historiografía venezolana el período transcurrido entre el 19 de abril de 1810 y el 30 de julio de 1812. Este lapso como tal, se inicia en Caracas con el movimiento del 19 de abril de 1810, cuando el gobernador y capitán general Vicente Emparan y Orbe y otras autoridades españolas son derrocadas pacíficamente y sustituidas por una Junta Suprema de Gobierno que al comienzo se declaró "protectora de los derechos de Fernando VII" pero cuyos actos se orientaban al logro de la independencia absoluta de Venezuela. Los aspectos más notables durante este tiempo son: la formación de Juntas similares a la de Caracas, en las provincias de Cumaná, Margarita, Barinas, Barcelona, Trujillo y Mérida, en tanto que Maracaibo, Coro y Guayana permanecen fieles a la Regencia que gobernaba en España; el envío de misiones diplomáticas desde Caracas a Inglaterra, Estados Unidos y Cundinamarca (Colombia); la libertad de comercio exterior; la creación de la Sociedad patriótica, por iniciativa de particulares, como organismo radical revolucionario; el regreso a Venezuela del precursor Francisco de Miranda; el bloqueo de las costas venezolanas por buques de guerra españoles; la convocatoria, la elección y la reunión en Caracas de un Congreso donde estuviesen representadas las 7 provincias unidas: Caracas, Cumaná, Barinas, Margarita, Barcelona, Mérida y Trujillo; y la Declaración de la Independencia absoluta de Venezuela, por dicho Congreso, el 5 de julio de 1811.
    Posteriormente, a raíz del terremoto del 26 de marzo de 1812; la ofensiva del jefe español Domingo de Monteverde desde Coro hasta Valencia y Caracas; la capitulación de San Mateo, a fines de julio de 1812, y la entrada de Monteverde en Caracas el 30 del mismo mes, termina el período de la Primera República, pues la región oriental fue sometida también al poco tiempo por las fuerzas realistas.

    - Campaña de Valencia
    La Campaña de Valencia fue una campaña militar emprendida por los patriotas contra la ciudad de Valencia durante el año 1811 con el objetivo de recuperar las provincias del occidente del país y hacer que éstas se sometieran al gobierno de la Junta Suprema. Cuando llegaron a Valencia las noticias de la Declaración de Independencia en Caracas se declararon en rebeldía y leales a Fernando VII. Los valencianos tomaron los cuarteles de la ciudad prácticamente sin resistencia.
    Tras llegar las noticias a Caracas se organizó una expedición al mando del Marqués del Toro quien marcho a través de los Valles de Aragua y luego alrededor del Lago de Valencia. En Mariara encontraron resistencia tras lo cual el Marqués detuvo su avance. Miranda lo sustituyo y dirigió la campaña, entrando a la ciudad el 23 de julio. Los valencianos habían fortificado la ciudad, la lucha fue casa por casa, los reductos más fuertes eran el cuartel de los milicianos pardos y el convento de San Francisco.
    Los patriotas fueron expulsados tras duro combate. Miranda le puso sitio a la ciudad, la que capitula el 13 de agosto.






    - Perdida del castillo de pto. Cabello

    Su pérdida el 30 de Junio de 1812 cuando el teniente Francisco Fernández Vinoci traiciona al bando patriota, iza el pabellón real y bombardea la ciudad de Puerto Cabello, desencadena la pérdida de la Primer República. Luego de la guerra de la independencia en 1821, el fortín se convirtió en el último punto de Venezuela en ser liberado, puesto que no fue sino dos años más tarde de terminada ésta, que los realistas abandonaron el fortín rumbo a España.


    - Capitulación de miranda
    Las capitulaciones son convenios por virtud de los cuales una de las partes contratantes cesa la ejecución de actos de hostilidad y rinde sus armas a otra mediante ciertas condiciones. Aun cuando las capitulaciones son autorizadas por las leyes de la guerra, son discutibles en cuanto a la fuerza que ha de capitular, pues las limitaciones a su justificación son subjetivas y con interpretación varia. La capitulación del general Francisco de Miranda (en la imagen superior), comandante del ejército republicano, ante el capitán de fragata Domingo de Monteverde, comandante de las tropas realistas (ejército de la Regencia), el 25 de julio de 1812, es la primera celebrada en Venezuela durante la revolución Independentista; este acto puso fin a la existencia de la República nacida el 5 de julio de 1811.
    El 17 de marzo de 1812, procedente de Coro, había llegado al pueblo de Siquisique (Edo. Lara) el capitán de fragata Domingo de Monteverde, a la cabeza de unos 1.500 hombres; su actuación obedecía el mandato del gobernador de Coro, brigadier José Ceballos, quien lo había comisionado para que fuese en apoyo de la insurrección acaudillada por el capitán Juan de los Reyes Vargas y el presbítero Andrés Torrellas en Carora, Siquisique y otros pueblos vecinos. El 23 del mismo mes Monteverde ocupó a Carora y el 7 de abril a Barquisimeto. Sus acciones iniciales fueron favorecidas por el terremoto del 26 de marzo, lo cual impidió que los republicanos opusiesen resistencia suficiente. El 25 de abril, las tropas realistas derrotaron en Los Colorados de San Carlos (Edo. Cojedes) a las fuerzas republicanas mandadas por el coronel Miguel Ustáriz; después de esta victoria, Monteverde siguió hacia Valencia y la ocupó. El Poder ejecutivo de Venezuela designó al teniente general Francisco de Miranda comandante del ejército destinado a neutralizar la ofensiva de Monteverde. Miranda organizó el ejército sobre la base de 8 batallones de infantería, uno de zapadores, 2 escuadrones de caballería, 10 piezas de artillería, varias compañías sueltas y un piquete de extranjeros. Producidas las acciones, Monteverde venció, en las cercanías de Valencia, a las tropas de vanguardia republicanas. Miranda ocupó y fortificó el paso de La Cabrera y el portachuelo de Guaica; el primero en el norte del lago de Valencia y el segundo en el sur del mismo.
    En la hacienda de la Trinidad de Tapa tapa (Maracay) estableció Miranda su cuartel general. El 19 de mayo, con el jefe republicano, se reunieron en junta en este lugar Juan Germán Roscio, Francisco Talavera y José Vicente Mercader; los 2 primeros en representación del Poder Ejecutivo y el tercero de la Cámara de Representantes. Concurrían a dicha Asamblea por invitación expresa de Miranda. El propósito de esta junta era el estudio de la situación que se presentaba y la adopción de las medidas para la defensa de la República. Hecho esto, la Junta acordó: 1) publicar una ley marcial y en su consecuencia, el general Miranda fue facultado para nombrar jefes y comandantes militares con amplias atribuciones, incluidas las de gobierno en su zona; 2) autorizar a Miranda para que tratase directamente con las otras naciones lo relativo a los auxilios necesarios para la defensa; 3) autorizar la emisión de papel moneda y el establecimiento de bancos; para el cumplimiento de este cometido fue designado Antonio Fernández de León, secundado por Gerardo Patrullo, Juan Esteban de Echezuría y otros. Para estos momentos ya Monteverde había hecho algunos ataques a las fuerzas que defendían La Cabrera y Guaica; pero ante la resistencia de los republicanos envió a su segundo Eusebio Antoñanzas a los llanos de Calabozo a reclutar tropas y a insurreccionar el territorio. Después del éxito alcanzado en Calabozo (14 mayo) y San Juan de los Morros (23 mayo), Antoñanzas siguió hacia los valles de Aragua. Para no quedar entre 2 fuerzas contrarias, Miranda evacuó el 17 de junio la ciudad de Maracay y se trasladó a La Victoria con todas sus tropas, incluidas las que guarnecían los pasos de La Cabrera y Guaica. Libre de resistencia a su frente, Monteverde reanudó la ofensiva y desde San Mateo, lanzó sendos ataques contra los republicanos los días 20 y 29 de junio, los cuales fueron rechazados. Con grandes pérdidas, Monteverde se estableció en San Mateo en espera de refuerzos. Durante el lapso entre los ataques realistas a La Victoria, se produjo una rebelión de esclavos en Curie pe y otros puntos de la costa y valles orientales (24 junio); tomaron las armas y con vítores a Fernando VII, cometieron tropelías y multitud de actos de pillaje; este movimiento fue instigado y alentando por terratenientes de la zona. El 30 de junio estalló una insurrección armada en el castillo de San Felipe de Puerto Cabello, en la cual participaron algunos procesados militares de la rebelión de Valencia de 1811; después de los esfuerzos hechos por el coronel Simón Bolívar, comandante de Puerto Cabello (se había posesionado el 4 de mayo de ese año), para dominar el movimiento, la plaza pasó a manos de los realistas y con ello todo el material de guerra y otros recursos almacenados allí; este acontecimiento, unido a los éxitos de Antoñanzas en los llanos de Calabozo y la insurrección de Curie pe, dieron notable impulso a la ofensiva de Monteverde, paralizada como consecuencia de los fallidos ataques a La Victoria y a la carencia de material de guerra.
    La situación resultante indujo al general Miranda a la decisión de entrar en conversaciones con Monteverde y con tal fin, el 12 de julio, le envió una comunicación con la proposición para una suspensión de armas para conferenciar acerca de importantes asuntos y evitar "...la efusión de sangre y otras calamidades que son consiguientes a una guerra obstinada...". Le pide los pasaportes para los comisionados que designará al efecto. Al siguiente día manifestó Monteverde su aceptación a lo que proponía Miranda e informa que ha ordenado la suspensión de hostilidades, con excepción de las tropas que por mar y tierra se mueven hacia Caracas. El 14 de julio envía Miranda nueva comunicación con el rechazo de la exclusión de unas tropas en la suspensión de hostilidades. A ello respondió Monteverde el 15, para informar que la condición impuesta se debía al hecho de que Miranda, en el momento de su proposición, había enviado tropas contra los realistas que operaban en el este de la provincia de Caracas y además, las tropas excluidas de la suspensión de armas se hallaban muy avanzadas en su movimiento y sin facilidades para comunicarse con ellas. Monteverde ratifica su aceptación de la conferencia. En un tercer oficio (16 julio) Miranda anuncia el envío del teniente coronel Manuel Aldao, ante Monteverde, suficientemente autorizado para aclarar y allanar algunas dudas y en otra comunicación dice que además de Aldao, ha designado como su comisionado al sargento mayor José de Sata y Bussy; estos agentes presentaron a Monteverde el 17 de julio un pliego contentivo de 7 puntos, entre los cuales se preveía la actuación mediadora de los ingleses, amnistía general, permanencia de ambos ejércitos en sus posiciones y libertad de comercio. En la misma fecha respondió el jefe realista con su rechazo a las condiciones que expusieron los comisionados; alega que tales proposiciones no se corresponden ni con la naturaleza del asunto ni con el estado ventajoso de las armas del Rey en el territorio donde se hallan. Termina la nota con la petición de una última proposición de los comisionados, la cual debía ser presentada en el lapso de horas. Los representantes de Miranda se dirigen nuevamente a Monteverde el mismo día y le hacen unas reflexiones acerca de la negativa. Dicen que con sus proposiciones no han pretendido rendir un ejército de más de 10.000 hombres de infantería y 1.000 de caballería; que no desean entregar millares de habitantes dignos de consideración. Piden los comisionados que el jefe realista les dé una idea exacta y clara de sus intenciones y deseos. El mismo día, en horas de la noche, Monteverde les expresó verbalmente el texto de las proposiciones que éstos debían formularle. Con fecha 20 de julio, los agentes republicanos dieron al jefe realista un pliego con las condiciones para la entrega de la República. El primero de los puntos dice que cederán al ejército de la Regencia el territorio, aún no conquistado y que sus habitantes serán gobernados según el sistema establecido por las cortes españolas para América. Otro punto contempla la petición de 30 días de plazo para la consulta de las estipulaciones con los gobiernos de las provincias que se hallan en libertad. Las demás proposiciones son, en términos generales, las mismas formuladas con anterioridad. El 22 de julio, el general Miranda envió a Monteverde una comunicación en la cual manifiesta que la brevedad del plazo y la naturaleza de las condiciones impuestas, hacen casi imposible su cumplimiento. Dice que "...envuelven mil inconvenientes y mil males para ambos partidos...", y agrega que los habitantes de Venezuela harán responsable a Miranda de los tormentos que se deriven de una capitulación pactada en tales términos. En la misma comunicación anuncia que ha comisionado al ciudadano Antonio Fernández de León, quien hará una nueva negociación. Este agente, con fecha 24 de julio, presentó a Monteverde 6 proposiciones, cuyo tenor es similar al de las anteriores, salvo que el plazo recomendado ahora es de 8 días. Ese día se produjo la contestación de Monteverde con la negativa al pedimento formulado y fija un plazo de 12 horas para la aprobación y ratificación de los convenios. En comunicación del 25 de julio, firmada en La Victoria, el general Miranda expresa su aceptación a las condiciones que le han sido impuestas. Dice que por no haber tiempo suficiente, ha nombrado al sargento mayor de artillería José de Sata y Bussy, con todos los poderes necesarios "...a fin de que termine esta negociación a satisfacción de ambas partes y para la perpetua felicidad y tranquilidad de los pueblos..." En atención a lo expuesto por Miranda, Domingo de Monteverde y José de Sata y Bussy procedieron, el 25 de julio, a firmar el acta mediante la cual quedaban concluidos y ratificados los convenios aceptados por las partes beligerantes. El documento consta de 11 artículos, descriptivos de la forma como será entregado el territorio de la República y todo el material de guerra y otros efectos militares; igualmente estipulan la obligación de los republicanos de retirar sus tropas del área de operaciones y proceder al licenciamiento de las mismas. Uno de los artículos se refiere al empleo de fuerzas para tomar posesión de todos los pueblos y lugares de las provincias de Caracas, Barcelona, Cumaná y Margarita. Al siguiente día, las tropas de Monteverde procedieron a ocupar La Victoria y en los días subsiguientes todas las áreas, antes constitutivas de la República de Venezuela. H.B.B.

    - Apresamiento de Francisco de Miranda.
    Fue apresado por Simón Bolívar quien lo acusó de traicionar la causa patriota. Francisco de Miranda había dirigido desafortunadas maniobras militares que costaron la vida de miles de patriotas y le permitieron a los españoles reconquistar Caracas.


    Decide embarcarse en La Guaira, donde varios oficiales patriotas, entre ellos Bolívar, se le presentan para juzgarle por lo que consideran una traición. Miranda se ve perdido. Los oficiales pretenden someterlo a un Consejo de Guerra. Pero la traición llegó primero. Y el propio Comandante de La Guaira (31 de julio de 1812) ahora está al servicio de los realistas y le impide salir en el barco. Miranda queda arrestado y los demás oficiales logran escapar.

    De prisión en prisión, Miranda es trasladado a Puerto Cabello, de allí a Puerto Rico y finalmente Miranda, incomprendido en su momento, va a dar con sus huesos en La Carraca, en Cádiz. Allí estuvo su primera y última cárcel.


    - Exilio de Bolívar a curasao

    Con la caída del Castillo de San Felipe en Puerto Cabello, debido a la traición del Sub - Teniente Francisco Fernández Vinoni, a mediados del año de 1812, la Republica, a un año de su establecimiento, sufrió su primer descalabro. Para aquel entonces, era Comandante político y militar de la Plaza y del Castillo de Puerto Cabello el Coronel Simón Bolívar.

    Firmada la Capitulación de Miranda, Bolívar pasa a La Guaira, en donde logra, con la ayuda de su amigo Francisco Iturbe, obtener un salvoconducto para salir del país y dirigirse a Curazao, sitio en el cual se encontraban exiliados varios de los revolucionarios venezolanos.

    La Isla de Curazao, en esa época estaba bajo el mandato ingles. Recuérdese que España e Inglaterra, eran en esos días, aliados, lo que ocasionó que el equipaje de Bolívar que se encontraba junto con el de Miranda en los almacenes de Robertson & Belt le fuera confiscado por las autoridades inglesa, aduciendo que dichos efectos fueron clandestinamente desembarcados.

    En carta a Iturbe, de fecha 10 de Septiembre de 1812, Bolívar le comenta esta situación, pero a pesar de ello y en virtud del trato recibido de Ricardo y demás curazoleños, en una segunda carta pocos días después, 19 de Septiembre de 1812, en uno de sus párrafos le dice: "Yo estoy aquí tan bien como puede ser, en mi actual situación. Es verdad que me han quitado inicuamente mi poco dinero y equipaje, pero estoy conforme en mi corazón, porque se que cuando el infortunio persigue, por algún tiempo, todo conspira contra el infeliz" ... y termina el párrafo en esta forma: "Jamás falta un amigo compasivo que nos socorra y el socorro de un amigo, no puede ser nunca vergonzoso el recibirlo".

    Esta circunstancia, fue la que dio origen a la intervención del Dr. Mordechay Ricardo ante las autoridades de la Isla, a favor del Libertador, pues en su condición de abogado, gozaba de un gran prestigio y confianza de las autoridades inglesas, además por su conocimiento profundo de los idiomas castellano, ingles, francés, holandés y portugués, le habían valido el nombramiento de traductor e interprete publico del Gobierno.

    En los archivos de la familia Ricardo, aparece el correspondiente nombramiento que lleva fecha 10 de junio de 1808, firmado por el Gobernador Sir James Cockburn y por el Secretario señor John Robertson.

    Ricardo, mantiene contacto frecuente con el grupo de exiliados venezolanos, pues comparte con ellos sus ideas revolucionarias, y les prestó toda la ayuda que estaba a su alcance, a los fines de resolverles sus problemas. Fue uno de ellos, quien presentó Simón Bolívar a Ricardo.

    Bolívar y sus compañeros, fueron hospedados en un pequeño edificio llamado el Pleizierhuis y situado sobre el cerro de Motete en Otrabanda, edificio este, hoy desaparecido.

    Ricardo había visitado Venezuela, como miembro de la Misión inglesa presidida por el Gobernador de Curazao James Cockburn, que arribó al Puerto de La Guaira el 11 de Febrero de 1809, y viajaba en su calidad de Traductor e Interprete Publico.

    En la Gaceta de Caracas, No 26 del 17 de Febrero de 1809, se informa sobre este hecho y aunque no se menciona en dicho relato el nombre de Ricardo, si lo confirma la carta que John Robertson, para entonces Secretario de Gobierno de la Isla de Curazao, dirigió a Don Andrés Bello y que lleva fecha 2 de Febrero de 1809, en la que en uno de sus párrafos le dice: "Nuestro Gobernador nos deja mañana. Se dirige a Caracas en la Fragata Hebe capitán Juan Fyffe, acompañado del Teniente Coronel Fariman, de Gordon, Mayor del Regimiento 18avo. de Infantería y de Mr. Ricardo que va como interprete." ...

    Fue por intermedio de Ricardo que Bolívar tiene conocimiento sobre Pedro Luis Brión, quien fuera luego el primer Almirante de la flota venezolana.

    En Noviembre de 1812, Bolívar abandona Curazao y se dirige a Cartagena, asumiendo por primera vez el mando en jefe del pequeño grupo de compatriotas que se encontraban en la Isla. Antes, habla redactado el celebre Manifiesto de Cartagena, el cual fue comentado por el Dr. Ricardo, pero lamentablemente muchos documentos de esa época se perdieron, según testimonio de la tradición familiar, por causa del huracán que en 1877 devastara a Curazao.

    Las hermanas de Bolívar, Juana y María Antonia Bolívar y Palacios, vivieron por espacio de casi dos años en Curazao. A su llegada pasaron unos días en la casa de Ricardo. Pero luego a los fines de que estas tuvieran una mayor independencia se les instaló en el "Octagón", pabellón para huéspedes, situado dentro de los mismos terrenos de su casa


    - Recuperación de la república
    Con la caída de la Primera República ante las fuerzas de Monteverde, el entonces coronel Simón Bolívar parte al exilio, rumbo a Curazao y luego de allí a la República de la Nueva Granada, que recientemente había declarado su independencia de España. En Cartagena, Bolívar escribe una carta, en la cual resume de las causas de la pérdida de la Primera República, la situación en la que se encontraba la América Hispana y expone sus perspectivas para el futuro de la región.
    Bolívar solicita al congreso de la Nueva Granada su incorporación al ejército y es ascendido al grado de Brigadier (equivalente a General de Brigada en la actualidad), asignándosele una guarnición. Bolívar realiza entonces una campaña relámpago entre Tunja y Pamplona, logrando la expulsión de las tropas realistas, luego de lo cual solicita al congreso autorización para intervenir en Venezuela con una fuerza de voluntarios.

    - Campaña del Magdalena
    La Campaña del Magdalena fue una campaña militar de fines de 1812 principios de 1813 mediante la cual Simón Bolívar libro el curso del río Magdalena que conecta a Cartagena de Indias con el interior de la Nueva Granada
    Tras la caída de las Provincias Unidas de Venezuela ante la reacción realista del año 1812 y la restitución de la Capitanía General, el joven Bolívar junto con otros venezolanos se vio obligado a partir al exilio. Tras una corta estadía en Jamaica se trasladó a Cartagena de Indias, en la Nueva Granada, donde el proceso independentista se había iniciado el 20 de julio de 1810 y había desembocado en la formación de varías Juntas supremas que rivalizaban entre sí. En este panorama compuso un manuscrito conocido como el Manifiesto de Cartagena, en el cual hizo un análisis político y militar de las causas que provocaron la caída de la Primera República de Venezuela y exhortaba a la Nueva Granada a no cometer los mismos errores que Venezuela para no correr la misma suerte proponía fórmulas que ayudaran a remediar las divisiones y a promover la unión de los distintos pueblos de América para lograr el objetivo común, la Independencia.
    Así al poco de llegar, Bolívar solicitó al gobierno de Cartagena prestar servicio en sus tropas pero solo le fue concedido el mando de una guarnición de 70 hombres en la pequeña localidad de Barrancas con la que empezaría a forjarse su futuro prestigio militar.
    Al principio, Bolívar estaba subordinado a un aventurero francés llamado Pierre Labatut pero, en contra de las órdenes de este, decidió tomar la iniciativa realizando una campaña para derrotar a las partidas realistas que se encontraban en las poblaciones a las orillas del Río Magdalena a la vez que aumentaba el adiestramiento y el contingente de sus tropas.
    Como resultado de esta campaña, logró liberar varias poblaciones como Tenerife, El Guamal, El Banco, Mompós Tamala meque y Puerto Real de Ocaña; logró derrotar a diversas guerrillas realistas que operaban en la zona y finalmente ocupó Ocaña.

    - Campaña Admirable
    Con el nombre de la "Campaña Admirable" se conoce a la acción militar que el brigadier Simón Bolívar emprendió desde San José de Cúcuta el 14 de mayo de 1813, con el objeto de liberar a Venezuela del poder español, luego de la pérdida de la Primera República. Contaba Bolívar con una fuerza de 800 hombres, organizados en 2 columnas o divisiones: la de vanguardia, bajo el mando del teniente coronel Atanasio Girardot, con el apoyo del mayor Luciano D'Elhuyar como segundo comandante; mientras que la retaguardia estaba a cargo del coronel José Félix Ribas como comandante, José Tejada jefe de artillería y del mayor Rafael Urdaneta como mayor general. Asimismo, en sustitución del coronel Manuel del Castillo y Rada había sido nombrado segundo comandante del Ejército el brigadier Joaquín Ricaurte, quien no obstante no acompañó al comienzo a Bolívar en la campaña; incorporándose al año siguiente. Pedro Briceño Méndez era el secretario general y como edecanes, fueron nombrados Juan José Pulido, Fermín Ribón y José Jugo.
    El plan inicial de Bolívar para la ejecución de dicha campaña, consistía en el despliegue sobre el territorio venezolano de una ofensiva en 2 direcciones: una columna dirigida por Ribas debía seguir por San Cristóbal-Selva de San Camilo-Barinas y después de libertar esta provincia se reuniría con el grueso de las tropas en Guanare o en Araure; esta columna tenía además la misión de conseguir en la provincia de Barinas, ganado y dinero para las fuerzas patriotas. La columna de Bolívar, marcharía por la dirección de San Cristóbal-La Grita-Mérida-Trujillo. Para apoyar esta estrategia operacional, el jefe republicano había adelantado al coronel Ribas hasta San Cristóbal con tropas de Cundinamarca y algunas de Cartagena. No obstante, Bolívar tuvo que desechar este plan, pues sólo tenía autorización de llevar sus fuerzas hasta Trujillo. En virtud de lo anterior, el 17 de mayo llegó Bolívar a La Grita con el grueso de sus tropas y el 19 continuó hacia Mérida, a donde arribó el 23 de mayo; encontrándose allí la vanguardia y las tropas que le habían precedido. En esta ciudad recibió Bolívar importante ayuda en dinero y suministros de todo género y la incorporación de 500 hombres. Durante su permanencia en Mérida, Bolívar se puso al tanto de la ubicación y magnitud de las fuerzas realistas que operaban en Barinas y Trujillo, comprendiendo que debía actuar con rapidez a fin de evitar la reunión y fortalecimiento de las fuerzas españolas. En consecuencia, ordenó a la vanguardia comandada por Atanasio Girardot que llevase a cabo la limpieza de la provincia de Trujillo. Para esto contaba Girardot con los batallones 2°, 4° y 5° de la Unión y algunos efectivos de artillería y caballería; que en total sumaban 488 combatientes.
    La descubierta dirigida por el capitán Hermógenes Maza, la avanzada por el capitán José María Ricaurte, avanzaron en la dirección Mendoza-Betijoque, en tanto que el capitán Manuel Gorgorza, con un pequeño destacamento, marchó hacia Niquitao, por la vía de Las Piedras. En síntesis, todas estas fuerzas tenían como objetivo fundamental, reunirse en Trujillo con las tropas de Girardot. Paralelo al despliegue de la vanguardia, la retaguardia, bajo el mando del coronel José Félix Ribas emprendía su marcha desde San Cristóbal reagrupando a todos los soldados que habían quedado dispersos o retardados. El 3 de junio, en la tarde, los capitanes D'Elhuyar y Maza dispersaron una fuerza de 50 hombres y luego desalojaron al coronel Ramón Correa de la posición de Ponomesa (Edo Trujillo) en la cual el jefe realista tenía 200 hombres. Este triunfo permitió a Girardot la ocupación de Trujillo el 9 de junio, donde Bolívar dictó días después, el 15 de junio de 1813, el célebre Decreto de Guerra a Muerte.
    Posteriormente, ante el repliegue del jefe realista Manuel Cañas a Carache, Girardot se dirigió hacia esa localidad con sus fuerzas el 17 de junio, en horas de la tarde. En horas de la noche, el jefe realista abandonó la línea que ocupaba y llevó sus hombres a las alturas de Agua de Obispos. El 18 de junio se produjo el enfrentamiento entre las fuerzas de Girardot y Cañas, resultando el triunfo del jefe patriota y eliminándose las tropas que podían entorpecer el avance de Bolívar, quien había llegado a la ciudad de Trujillo el 14 de junio, desde donde ordenó Ribas que marchase lo más rápidamente de Mérida en dirección de Bocono, con el objeto de facilitar el factor sorpresa. Mientras tanto a Girardot se le ordenó a replegarse sobre Trujillo.
    El 28 de junio salió Bolívar de Trujillo en dirección a Barinas, donde el jefe realista Antonio Tíscar tenía una fuerza cercana a los 2000 hombres. El 1 de julio hizo su entrada en Guanare, ciudad que había sido abandonada por los relistas al tener conocimiento del avance de las fuerzas de Bolívar. Días después, el 6 de julio ocupó Bolívar la ciudad de Barinas sin ningún tipo de resistencia, ya que Tíscar se había retirado a Guayana, por la vía de Nutrias. A la vez que Bolívar efectuaba su movimiento sobre Barinas, el coronel Ribas derrotaba al coronel José Martí en la batalla de Niquitao, el 2 de julio; evitando que dicho jefe realista quien había salido de Barinas a Niquitao, atacara la retaguardia de Bolívar. Liberada la provincia de Barinas de las fuerzas relistas, Bolívar ordenó el regreso a ésta de Girardot, quien había sido enviado en persecución de Tíscar, para luego enviarlo a Guanare. Por su parte, Ribas tuvo la misión de marchar sobre El Tocuyo y Barquisimeto, con el objeto de enfrentar un contingente realista que avanzaba en esa dirección. El 18 de julio tomó posesión de El Tocuyo y 2 días después siguió a Barquisimeto, donde derrotó el 22 de julio al coronel José Oberto, en la llanura de Los Horcones. El 26 de julio llegó Bolívar a San Carlos procedente de Guanare. El coronel realista Julián Izquierdo comandante de las fuerzas que guarnecían esta ciudad, al tener conocimiento del avance de Bolívar y de la derrota de Oberto en Los Horcones, decidió replegar sus tropas hacia Valencia, lo que sin embargo fue impedido por una contraorden de Domingo Monteverde, quien le ordenó regresar a San Carlos.
    El 29 de julio Bolívar fue informado de la presencia del coronel Izquierdo en Tinaquillo, ante lo cual se puso inmediatamente en marcha hacia ese lugar. En la mañana del 31 de julio se encontró con la vanguardia enemiga en la sabana de Pegones. Ante esta situación, Izquierdo ejecutó un movimiento retrógrado y se replegó en la sabana de Taguanes. Hacia este lugar enfiló Bolívar su ataque con su infantería al frente y la caballería en el ala derecha, con la cual hizo un desbordamiento del flanco izquierdo realista. En una maniobra desesperada que buscaba neutralizar el ataque de las fuerzas de Bolívar, Izquierdo emprendió la retirada, pero durante la ejecución de la misma fue derrotado por los republicanos. La victoria de Taguanes dejó expedito a Bolívar el avance hacia Valencia, pues Monteverde se había retirado de Puerto Cabello al enterarse en la sabana de Carabobo, del fracaso de Izquierdo. El 2 de agosto entró el brigadier Bolívar a Valencia, mientras que el coronel Ribas había quedado en San Carlos como comandante de dicha plaza. Días después siguió Bolívar hacia Caracas, hallándose el día 4 en La Victoria, donde aceptó la capitulación que le propuso el gobierno español. Finalmente, el 6 de agosto de 1813 entró triunfalmente a Caracas el pequeño ejército mandado por el brigadier Simón Bolívar; había culminado exitosamente la Campaña Admirable y comenzado la gloria para Bolívar.


    - Titulo de “El libertador”
    Libertador es el título que le concedió el Ayuntamiento de Caracas a Simón Bolívar el 14 de octubre de 1813 junto al de Capitán General de los Ejércitos de Venezuela.
    “Me aclaman V. SS. capitán general de los ejércitos, y Libertador de Venezuela: título más glorioso y satisfactorio para mí que el cetro de todos los imperios de la tierra; pero V. SS. deben considerar que el Congreso de la Nueva Granada, el mariscal de campo José Félix Ribas, el coronel Atanasio Girardot, el brigadier Rafael Urdaneta, el comandante D'Elhuyar, el comandante Campo Ellas, y los demás oficiales y tropas son verdaderamente estos ilustres libertadores”. (Simón Bolívar: Respuesta al Ayuntamiento)
    Este título le fue concedido a Bolívar durante lo que hoy se conoce como la Segunda República (1813-1814), tras su reconquista de los Andes y áreas centrales del país mediante la Campaña Admirable. En junio de 1813 y tras su llegada desde la Nueva Granada, Mérida ya le había concedido el título de Libertador de la Patria.
    El título de Libertador le fue ratificado el 6 de enero de 1820, por el Congreso de Angostura.




















    CONCLUSIÓN


    Como conclusión podemos decir que Bolívar fue un hombre de gran admiración y respeto que se regia por el sueño de ver a su patria libre de opresión y en donde todos sean iguales socialmente, es decir que todos tengan las mismas oportunidades, y sin discriminación.

    Y gracias a su personalidad pudo contar con la ayuda de muchas otras personalidades de gran prestigio como lo fue la del general Francisco de Miranda el cual formo parte de la revolución francesa que a su vez fue una inspiración para otras revoluciones.

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  5. BUENAS NOCHES POR ACA LOS BACHILLERES EDGAR LONGA Y MERVIN GARCIA, SALUDO BOLIVARIANO EN NOMBRE DE NUESTRA MATERIA CATEDRA BOLIVARINA LA MAMA DE LAS MATERIAS. SALUDOS A TODOS NUESTROS COMPAÑEROS EXPOSITORES SIGAN ASI EN BUSCA DE LA VERDAD DE NUESTRA VERDADERA HISTORIA. LES COMENTAMOS QUE PARA MAÑANA NOS ESTAMOS PREPARANDO PARA CAPTAR EL INTERES DE USTEDES Y TRASMITIRLE NUESTRA RECIENTE INVESTIGACION CONTINUANDO CON LA GESTA HEROICA DE BOLIVAR. PATRIA,SOCIALISMO Y CATEDRA BOLIVARIANA VENCEREMOS.

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  6. buenas noches profesor aqui le publicamos la informacion sobre los movimientos enmancipadores de Venezuela somos los alumnos del grupo 3 de la seccion 3 ALUMNOS:
    CASTRO M.LUIS EMILIO. C.I.: 16.726.275
    MERVIN GARCIA C.I.: 10.384.148
    EDGAR LONGA C.I.: 12.165.934
    MARIANA ESTRADA C.I.:16.106.064
    ZAVALA F. EDUARDO C.I.: 14.313.958
    Rebelión de Andresote
    Andresote era el apodo del zambo Andrés López del Rosario, quien se alzó en armas entre 1730 y 1733 contra las autoridades españolas. su levantamiento tuvo éxito al principio pero se vio obligado a abandonar la lucha. Con algunos seguidores, se embarcó en una balandra holandesa y nunca regresó a Venezuela.
    Rebelión de San Felipe
    Movimiento organizado por la población sanfelipeña y liderada por los notables de la ciudad, en contra de la designación por el gobernador Gabriel de Zuloaga de Ignacio de Basazábal como teniente y justicia mayor de San Felipe.
    El 4 de enero de 1741 Basazábal fue destituido de su cargo y tomaron el control de la ciudad los capitulares, encabezando a la población en armas que estaba dispuesta a combatir cualquier intento de pacificación violenta.

    Rebelión de El Tocuyo
    Movimiento en el que participó un heterogéneo grupo de habitantes de la ciudad de El Tocuyo, integrado tanto por gente del común como por influyentes vecinos, algunos de ellos miembros del cabildo local.
    Estalló el 11 de mayo de 1744 en desobediencia a la orden dada por el gobernador Gabriel de Zuloaga de reunir 200 soldados españoles y 150 indios flecheros con destino a la defensa de Puerto Cabello.

    Insurrección de Juan Francisco de León
    En abril de 1749, el «Teniente cabo de guerra y juez de comisos» Juan Francisco de León, se puso a la cabeza de unos 800 amotinados en Panaquire, quienes estaban descontentos contra los procederes de la Compañía Guipuzcoana
    Rebelión de los Comuneros de los Andes
    Movimiento de protesta que estalló en la región andina venezolana en mayo de 1781 contra la política fiscalista del Gobierno español que desde Caracas era ejecutada por el intendente José de Ábalos. Encabezados por líderes como Juan José García de Hevia, confiscaron el dinero y el tabaco de las oficinas reales y desconocieron y apresaron a las autoridades.
    Movimiento de José Leonardo Chirino y de José de la Caridad González
    José Leonardo Chirino, a la cabeza de unos 350 alzados entre negros, zambos e indios, marchó sobre Coro, pasó por las armas a varios blancos pudientes y quemó haciendas. Reclamaban la supresión de los impuestos, el establecimiento de la ley de los franceses, es decir la República, la igualdad de todos los ciudadanos, la abolición de los privilegios y la libertad de los esclavos y la entrega del gobierno a un cacique indígena.
    Conspiración de Manuel Gual y José María España
    La primera y más importante tentativa de separación de España para establecer una República independiente. Sus instigadores: Manuel Gual, capitán retirado y José María España, justicia mayor de Macuto.
    Su programa indica que se trataba de una verdadera revolución igualitaria político-social. Estaba contenido en las Ordenanzas cuyos artículos 32, 33 y 34 declaraban la igualdad natural entre todos los habitantes, la abolición del pago de tributos indígenas, la repartición de tierras entre éstos y la abolición de la esclavitud. El artículo 44 creaba una escarapela cuatricolor como bandera de la futura República libre. Las «proclamas» eran el vehículo propagandístico encaminado a buscar adeptos a la revolución. Asimismo hicieron circular la traducción de los Derechos del hombre y del ciudadano, hecha por Picornell y canciones revolucionarias como La canción americana y La carmañola americana.
    El proyecto de conspiración fue descubierto el 13 de julio de 1797.

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